domingo, 18 de noviembre de 2012

Cómo arreglar una persiana

¿Os hace ruido la persiana al subirla o bajarla o incluso se atasca o cuesta moverla?
Posiblemente será una de las láminas de la persiana y con un poco de suerte será una de la que os queda a la vista.
Es muy fácil que al intentar limpiar las lamas, si lo hacemos con movimientos horizontales, una o varias de ellas se desplacen un poco hacia uno de los extremos. Si eso ocurriera, esa lama rozará con el lateral provocando ruido e incluso llegándose a atascar.

El problema ocurre cuando la lama que provoca el fallo no queda a la vista sino que está en el cajetín donde se enrolla. En este caso no tendremos otro remedio acceder a ese cajetín y si es como el que tengo yo, la cosa no es nada fácil.
Imagino que es por razones estéticas pero si acabáis leyendo esto creeréis que el que ideó la forma del cajetín y de cómo se accede a él, lo hizo para que no lo hiciéramos nosotros.

Parece que es habitual que la tapa que esconde el cajetín donde se enrolla la persiana sea de aluminio y no esté cogida con tornillos sino que 'aparentemente' encastrada a presión.
Esta es la apariencia de la tapa. Es metálica, lacada -en este caso en blanco- y alrededor se aprecia un ribete negro de goma.


Lo primero que deberemos hacer es quitar esa goma. Está metida a presión por lo que deberemos 'tirar' de uno de los extremos para poder empezar a sacarla. Un destornillador de punta plana y estrecha nos ayudará aunque deberemos tener cuidado para no marcar el marco.


Si empezar por los extremos resulta complicado, podemos extraer la goma empezando por en medio.


Una vez hemos retirado todas las gomas veremos que la tapa queda un poco suelta pero no se quita porque está todavía en las guías.


Y aquí es donde empiezan los problemas porque la tapa tiene una medida mayor que el marco que la sujeta lo cual dificulta enormemente la extracción.


Para empezar, conviene que tengáis la persiana completamente desenrollada de forma que el cajetín está lo más libre posible.
Depende del tamaño de la tapa, es posible que para su extracción tengáis que doblarla un poco. Para hacerlo podemos ayudarnos de unas ventosas -de esas de cocina- y hacer presión sobre los laterales y el centro.
Esta operación requiere a parte iguales de paciencia, maña y fuerza, aunque quizás deberemos aplicar un poco más de lo primero.

Al final debéis conseguir que la tapa pueda sacarse de sus guías pero con cuidado de no marcar el marco ni de lastimaros.


Cuando hayáis extraído la tapa, veréis que esta es de aluminio pero por el interior lleva pegada una lámina de porexpan. Esto se hace para minimizar las pérdidas de calor.


Ahora que tenemos la tapa fuera, ya podemos ver el cajetín donde se enrolla la persiana y en este caso también podemos ver lo que provocaba el atasco.


Como puede verse, una de las lamas -concretamente la primera-, está desplazada.

Esta es la vista en el otro lado.


Al estar fuera de la guía, la lama rozaba cuando enrollábamos/desenrollábamos la persiana.

Ahora sólo queda alinear la lama con el resto y volver a montar...



... pero antes de hacerlo, y aprovechando que está la polea a la vista, le pondré un poco de lubricante para minimizar los típicos chirridos de la persiana.

Para ello utilizaré un poco de Grasa Blanca, muy apropiada para estos menesteres.


Para facilitarnos la tarea, conviene que antes retiremos el eje que enrolla la persiana. Hacerlo es fácil y con la persiana completamente desenrollada tiraremos del eje hacia arriba y lo desplazaremos hacia un lado dejándolo caer con cuidado.

Este es el aspecto de la guía donde se apoya uno de los lados del eje y donde aplicaré un poco de lubricante.


En el otro lado haremos la misma operación pero teniendo en cuenta que aquí es donde está el recogedor de la cuerda por lo que será un poco más complicado sacarlo de la guía.


Ahora sólo queda posicionar de nuevo el eje en su sitio y montar la tapa.
Esta última operación, nuevamente requiere de mucha paciencia porque no es nada sencillo encajarla en las guías. Para ayudarnos en la operación deberemos utilizar las ventosas e introducir primero uno de los extremos parcialmente. Doblando un poco la lámina, al final conseguiremos introducirla en sus guías.

Cuando hayamos conseguido esto nos faltará poner las juntas de goma que rodean todo el perímetro del cajetín. Sólo es necesario aplicar un poco de fuerza pero un truco que facilita la operación es aplicar un poco de agua con jabón sobre la goma para que 'resbale' y sea más fácil de introducirla.

Puesto que la tapa 'baila' en las guías, antes de colocar todas las juntas, deberemos cerciorarnos de que la tapa está centrada. Evidentemente, por su peso, la tapa se encajará en la guía inferior pero eso hará que se salga de la superior. Por este motivo es mejor que empecemos poniendo la goma inferior y nos aseguremos de que también queda dentro de la guía superior.

Una vez tengamos la inferior puesta, haremos lo mismo con los laterales, teniendo cuidado de que la tapa quede nuevamente centrada respecto a las dos guías de los extremos. Si la encajamos mucho en una de las guías, se nos saldrá de la otra y luego la goma no encajará bien provocando que se cuele aire por el hueco.

Cuando tengamos también las laterales, sólo nos quedará poner la superior y trabajo finalizado.
Para evitar que nos sobre goma de un lado y nos falte de otro, es mejor poner primero los extremos y luego desde el centro, ir avanzando hacia los laterales.
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